Sabes lo que quieres, sabes lo que tienes que hacer para
conseguirlo, y aún así te quedas sentado, esperando lograr mágicamente tu
objetivo sin invertir ningún esfuerzo. Nos hemos convertido en seres muy
cómodos.
Parece lógico creer que debemos dedicar cierto tiempo y
energía a hacer cosas que nos acerquen a nuestras metas. Establecer unas
prioridades, un plan de acción, y llevarlo a cabo con eficacia y, sobretodo,
sin esperar ni un segundo. Pero por algún motivo decidimos que en lugar de eso,
tenemos que esperar a que se den las circunstancias más oportunas. ¿Para qué
forzar las cosas?
La respuesta es obvia: el mundo no es benévolo. No va a
ponernos en bandeja de plata aquello que anhelamos, y que creemos merecer, si
no hemos sido capaces de luchar por ello. La única garantía real de éxito está en
nuestra propia motivación. Si intentamos las cosas con esfuerzo, sin desistir,
llegará el momento en el que alcancemos nuestro objetivo (aunque sea por pura
cabezonería).
En este plan existen dos claves importantes. La primera es,
como ya he dicho, insistir. No importa fallar una, dos, o tres veces, lo
esencial es estar dispuesto a seguirlo intentando. La segunda idea principal es
menos obvia, y también mucho más íntima: ser valiente. Aunque veamos un camino
lleno de obstáculos no podemos quedarnos sentados esperando a que desaparezcan,
hemos de ser conscientes de que podemos sortearlos.
Debemos actuar con valor, resolución y energía, sólo así
obtendremos aquello por lo que luchamos. Como dicen en mi pueblo, “El que
quiera lapas, que se moje el culo.”
Yo ya he perdido mi capacidad para actuar. Mi vida social siempre ha sido un asco. No he tenido apenas un buen amigo, la gente me ha hecho mucho daño. He crecido y pasado mi adolescencia prácticamente solo. Sin crecer como persona, sin cumplir los objetivos que toda persona debería hacer por cultura y por necesidad. Ahora ya soy adulto y no ha cambiado casi nada, y lo peor es que soy cada vez más viejo y no tengo ganas de nada. Llevo casi 2 años con antidepresivos. No tengo ganas de salir. Mis padres me instan a buscar un trabajo, pero me supone un esfuerzo sobrehumano. Mi cuerpo me da asco: soy muy velludo y estoy algo fofo. No sé más que decir...
ResponderEliminarTienes muchas cosas que cambiar, sin duda. Pero empieza por una cosa, soluciónala, y continua con la siguiente. La ayuda psicológica viene muy bien cuando es todo tan caótico, pero eres tú quien lleva la responsabilidad, y el cambio se basa en el esfuerzo que pongas para ello.
Eliminar