Los amigos caducan. Llega un momento en el que ya no tienen
nada que aportarte, en el que las diferencias superan a las cosas en común, y
se hace muy difícil mantener una relación tan real como la que tenías antes.
Esta separación empieza siendo muy lenta, pero con el tiempo
las diferencias se acentúan, alejándote inexorablemente de esa persona en cuyas
manos habrías puesto tu vida, y que ahora no te parece digna de tal confianza. Vuestra
forma de pensar cada vez más diferente puede hacer, incluso, que las personas que
antes te parecían divertidas e ingeniosas, y conseguían hacerte reír durante
horas pueden llegar a parecer, con los años, infantiles y vacías.
Lo peor de este proceso es cuando intentas rescatar una
amistad que, en algún lugar de tu mente, sabes que está condenada a desaparecer.
Haces todo lo que puedes, te aferras con determinación a una persona que lleva
ya tiempo alejándose de ti, y esto duele. Ya podrían los amigos traer
etiquetado, como los yogures. Así sabríamos en qué momento dejarían de ser un
apoyo para convertirse en una carga, y podríamos evitarnos el marrón de tratar
de sacar adelante, a la fuerza, una relación que ya no contribuye a nada.
Intenta no ver esto como algo malo. Aunque sea triste, es
ley de vida. Para conocer gente nueva e interesante, con la que vivir otras
experiencias, es necesario dejar atrás a algunas personas que ya han cumplido. Dales
un abrazo y déjalas marchar, cientos de amigos maravillosas os esperan, a ti y
a ellos, a la vuelta de la esquina.