miércoles, 27 de junio de 2012

Orgullo

28 de junio, día del Orgullo Gay. En este día homosexuales, bisexuales, transexuales y demás integrantes del la “comunidad LGBT” salen a la calle para reivindicar sus derechos y promover la igualdad. Bajo esta consigna se realizan cabalgatas, conciertos y otras actividades al aire libre con el fin de favorecer la visibilidad de este colectivo, en general poco aceptado por nuestra sociedad.


La elección de la fecha es clave. El 28 de junio de 1969 se desarrollaron los Disturbios de Stonewall, que fueron considerados el desencadenante del movimiento a favor de los derechos civiles de las personas no-heterosexuales. Ese día la población neoyorkina se reveló contra la presión y la intolerancia, acabando de forma radical con los abusos sufridos por parte de las fuerzas de orden público.

Y, ¿cómo se celebra el aniversario de tan importante suceso en la Historia contemporánea mundial? Saliendo a la calle en tanga.

El colectivo LGBT ha decidido que una buena forma de promover el respeto y la igualdad es sacar a la calle a un puñado de maromos, montarlos en una carroza llenos de purpurina, y ponerlos a bailar restregándose con más maromos en las mismas condiciones. ¡Felicidades al de la idea!

¿En serio creen que conseguirán la aceptación de los demás mediante esos actos de dudoso gusto? ¿Pretenden realmente que se les considere iguales a las personas heterosexuales haciendo una manifestación tan grotesca y poco representativa de lo único que les hace diferentes al resto? La integración no se basa en la visibilidad, sino en la realización de actividades que lleven a una meta común. Y lo siento, pero en ese viaje de borracheras, calzoncillos con lentejuelas y aceite corporal, no contarán conmigo.

lunes, 25 de junio de 2012

¿Crisis o fútbol?


El inminente partido de la Roja en la semifinal de la Eurocopa me ha llevado a escribir sobre ella. Y para sorpresa de quienes me conocen, a favor.

Es normal que una competición como esta despierte emociones y comentarios muy intensos. Pero en esta ocasión no son los forofos de la selección los que han asumido el protagonismo en las redes sociales, sino los que no la apoyan. Por lo visto la gente está muy ofendida con los futboleros, debido a que dicen haberse desentendidos de los gravísimos problemas económicos y sociales del país. Entienden esta competición como un entretenimiento para borregos, destinado a que los españoles dejen de prestar atención a lo realmente importante, aquello que debería inquietarnos a todos. Y yo no estoy de acuerdo.

Nadie va a olvidarse de la crisis por un par de goles de la selección. El parado no piensa que va a conseguir trabajo con la victoria de su equipo, ni los estudiantes van a ignorar la subida de tasas universitarias a causa de una competición deportiva. Pero, ¿Qué hay de malo en disfrutar de un poco de espectáculo? ¿Por qué definen como inmoral el seguir unos cuantos partidos de fútbol por televisión?

A mí no me gusta este deporte, pero considero que puede dar algunas alegrías a los españoles, y demostrarnos que podemos vencer las adversidades si ponemos suficiente empeño e ilusión en ello. Nos guste o no, la Roja ha devuelto por unas semanas la ilusión a un buen número de personas de España, y opino que eso es más que suficiente para defender su valiosa labor. 


viernes, 22 de junio de 2012

Secretos


Nos pasamos la vida hablando de los demás, (aunque muchos no rechazan hacerlo sobre ellos mismos). Y es que las intimidades de las personas nos resultan muy interesantes, e incluso útiles para sobrevivir. El que maneja la información, gana.

Es por esto por lo que nos vemos obligados a guardar secretos. Si los demás supieran ciertas cosas sobre nosotros, les daríamos una ventaja nada despreciable en el juego de la vida. Y no sólo porque entonces poseerían más información de la que debieran, sino porque tendrían la posibilidad de comerciar con dicha información, y ponerla al alcance de todo el que pueda pagar lo suficiente por ella.

La única forma eficaz de mantener un secreto a salvo es no compartirlo con nadie. Ni siquiera el “Vale, a ti te lo cuento, pero no se lo digas a nadie más” pone eso tan íntimo a salvo de nuestro entorno, siempre sediento de chismorreos. Ya sabes que las noticias corren cómo la pólvora, así que imagina como será si la información es íntima y jugosa.

Antes de permitir que la auténtica verdad salga de nuestros labios, debemos medir los riesgos y el alcance de la información. Nunca se sabe que indiscreto oído puede estar a la escucha.

miércoles, 20 de junio de 2012

Unicornios

Twitter está lleno de unicornios. No sé si el origen de esta invasión está en Harry Potter o en el tatuaje del culo de Lady Gaga, pero el caso es que muchos adolescentes se declaran caballos con cuernos. Y esto, amigo mío, me tiene muy preocupado. Porque los unicornios son algo más que animales bonitos, no son simples caballos gay.

Se cuentan por miles las leyendas que incluyen a esta criatura mitológica. Desde la Edad Media se ha adjudicado a este ser todo tipo de propiedades milagrosas: Potabilizar el agua, curar heridas, prevenir el envenenamiento, retrasar la muerte... El caso es que el unicornio lleva siglos siendo perseguido y cazado (bueno, cazado no porque no existe).

Nadie ha dado nunca con un ejemplar real, pero ahora medio mundo se declara unicornio. Y es que parece ser que el animal mitológico siempre esquivo ha decidido integrarse en la sociedad y multiplicarse con la eficacia de las ratas de campo.

Mis queridos twitteros deberían saber que los unicornios eran considerados, también, la encarnación de la virginidad. Quizás así desistirían en su empeño de pretender ser uno.

Insatisfacción corporal


Todo el mundo parece insatisfecho con su aspecto físico. Independientemente de su estatura, su peso, su color de piel o de pelo, cualquier persona cambiaría uno o varios rasgos de su apariencia para resultar más atractivo, o sentirse mejor consigo mismo. Parece extraño que hasta las personas más seductoras, aquellas que despiertan la admiración y el deseo de los demás, se muestren descontentas con ese cuerpo que todos desean para sí.

Estamos, por supuesto, en nuestro completo derecho de que no nos guste, de preferir ser más altos, delgados, fuertes o de tener el pelo rubio y los ojos azules. Pero esos ideales alejados de la realidad no nos ayudarán en absoluto. No vamos a despertarnos una mañana con el cuerpo de un dios griego, o de Naomi Campbell, sólo con la fuerza de nuestros deseos.

Yo mismo me siento poco atractivo, y si me pongo a buscar encuentro fallos por miles en mi cuerpo. Pero no seré yo quien destaque mis defectos. Prefiero aceptarme tal y como soy, e intentar cambiar aquello que me desagrada. Sólo tengo un cuerpo, y no pienso permitir que algo que me pertenece, que forma parte inherente de mí, me haga infeliz.

Tenerife vs Gran Canaria


Siempre me han dicho que Gran Canaria es fea, que los canariones son el mal, y que las Canarias están divididas en provincias para evitar el contacto innecesario entre los habitantes de las islas rivales. Así que cuando hace una semana fui de vacaciones a Gran Canaria iba un poco intimidado. No sabía como de hostiles podían llegar a ser mis vecinos.

Y sí, los primeros canariones con los que tuve contacto fueron bastante rudos (nivel masticar piedras), pero la cosa fue mejorando al llegar a las zonas más turísticas. Y cuando conseguí coger un  poco de perspectiva, y  retirar mi atención de las personas, vi la inmensidad cultural y social que se desplegaba ante mí. Mucha gente de muchas nacionalidades distintas, tiendas de todo tipo, centros comerciales cada pocos kilómetros, museos de diferentes disciplinas repartidos por la capital… Era como avanzar 10 años hacia el futuro, como si la estructura cultural de la isla sacara una década de ventaja a la de cualquier otro lugar que haya visitado.

Tenerife, es preciosa, única, y posee cosas que nunca he visto en ningún otro sitio. Pero no hay excusa para no visitar más lugares y conocer a otra gente. Puedes descubrir cosas que jamás esperarías, y comprender que ser fiel a tus raíces no es incompatible con abrirte a nuevos ambientes y formas de vida. Así que viaja, disfruta, y cuéntalo.