miércoles, 3 de abril de 2013

Egocéntricos radicales


¿No te encanta la gente que anda siempre con el “Pues yo más” en la boca? “Pues yo más”, “Lo mío es peor”, “No sabes cómo estoy yo”. Egocéntricos radicales, los voy a llamar. Y es que hay personas que viven en una competición perpetua por quien tiene las vacaciones más largas, la pareja más cutre o las mejores notas. Cualquier excusa es buena para demostrar su superioridad en algo (o su inferioridad, disfrazada).

Los egocéntricos radicales son como los niños-burbuja, con la pequeña diferencia de que su burbuja es mental. Han delimitado un espacio personal en el que todo se magnifica, y aquello que queda fuera de su región particular no es digno de la más mínima atención. Al fin y al cabo, teniendo la vida más espectacular o la más difícil del mundo, raramente querrán centrarse en ninguna otra cosa.

Resulta irritante estar hundido en algún problema, contárselo a un amigo en busca de apoyo, y que te interrumpa con un “Eso no es nada, yo lo estoy pasando mucho peor”. Y es entonces cuando tu inquietud pasa a un segundo plano, y empieza a contarte todas las desgracias que le han acontecido en las últimas semanas (desgracias de las que te ha mantenido informado a tiempo real, pero que se molesta en recordarte para que no se te ocurra de ninguna manera anteponer tus preocupaciones a las suyas).  Deprimente.

Quiero creer que en algún momento estas personas cogerán perspectiva, y verán que son solo una pequeña parte del mundo. Importante, sí, pero pequeña. Ni los planetas, ni sus seres queridos, ni siquiera su propios problemas, giran a su alrededor. Y más vale que despierten pronto, o alguien tendrá que pincharles su burbuja.

3 comentarios:

  1. Creo que todos conocemos a algún egoísta radical y sinceramente tengo muy poca fe de que cambien, yo en concreto sé de alguien que es así, no tengo claro si es por su afán de protagonismo o que realmente se siente así de desgraciad@... pero no pasa nada, siempre estamos nosotros aguantando sus quejas con la mejor de las sonrisas, yo solo pido paciencia a estas alturas :D

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    1. Pero, ¿hasta que punto merece la pena aguantar esas quejas? Si es que al final no usan de pañuelo de lágrimas y luego pasan.

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  2. Supongo que esas personas nos aporta algo más que quejas, esas lágrimas que nos sueltan suele ser pagado por buenos momentos, risas, compañía... y si sentimos que no nos aportan nada y aún así aguantamos es que o somos tontos o esa relación se ha convertido en una rutina para nosotros, que aún dándonos malos momentos seguimos sintiendo la necesidad de tenerlos en nuestras vidas...

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