viernes, 22 de junio de 2012

Secretos


Nos pasamos la vida hablando de los demás, (aunque muchos no rechazan hacerlo sobre ellos mismos). Y es que las intimidades de las personas nos resultan muy interesantes, e incluso útiles para sobrevivir. El que maneja la información, gana.

Es por esto por lo que nos vemos obligados a guardar secretos. Si los demás supieran ciertas cosas sobre nosotros, les daríamos una ventaja nada despreciable en el juego de la vida. Y no sólo porque entonces poseerían más información de la que debieran, sino porque tendrían la posibilidad de comerciar con dicha información, y ponerla al alcance de todo el que pueda pagar lo suficiente por ella.

La única forma eficaz de mantener un secreto a salvo es no compartirlo con nadie. Ni siquiera el “Vale, a ti te lo cuento, pero no se lo digas a nadie más” pone eso tan íntimo a salvo de nuestro entorno, siempre sediento de chismorreos. Ya sabes que las noticias corren cómo la pólvora, así que imagina como será si la información es íntima y jugosa.

Antes de permitir que la auténtica verdad salga de nuestros labios, debemos medir los riesgos y el alcance de la información. Nunca se sabe que indiscreto oído puede estar a la escucha.

4 comentarios:

  1. No te engañes a ti mismo. No seas cobarde.

    ResponderEliminar
  2. Ciertamente se puede decir que la confianza da asco.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero solo hasta cierto punto, eh. No vayamos a caer tampoco en la desconfianza hacia todo el mundo...

      Eliminar