Ayer terminé de leer “Mi hermana vive sobre la repisa de la
chimenea”, y me pareció buena idea escribir mi primera recomendación literaria
sobre esta novela. Para un chico que lee una media de 50 historias de fantasía
al año, que la primera entrada que escriba trate sobre una novela que se aleja
mucho de ese género da que pensar. Desde luego, se merece ese honor.
Lo que se cuenta en la obra son las vivencias de una familia
rota por un ataque terrorista, que acabó con la vida de una de las hijas del
matrimonio. De modo que el drama, la melancolía y el sufrimiento están
asegurados. Sin embargo, sería un error quedarse sólo con eso. Porque la
historia la cuenta Jamie, el hermano de 10 años de la niña que vive sobre la
repisa de la chimenea. Y a los ojos de un niño, todo se ve de forma distinta. A
esta novela más bien amarga, hay que añadirle algunos toques de humor negro y
no tan negro. Y, sobretodo, esperanza.
En ella se hace evidente la importancia de las pequeñas
cosas de la vida: Una camiseta de Spiderman, un pequeño lunar sobre el labio,
un mensaje escrito en el vaho de la ventana o un anillo de blu-tack. Cualquier
detalle, por insignificante que parezca, puede darnos la felicidad, y cambiar
nuestra forma de ver el mundo.
Para recomendarte este libro, usaré las palabras de Jamie:
“Satisfactorio. Bien, pero tampoco para tirar cohetes. Pero a mí con eso me
vale.” Porque en la vida no todas las cosas son maravillosas y espectaculares,
pero pueden hacerte un poco más feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario